“Me gusta estar en el borde de lo posible”.
Jørn Utzon
Jørn Utzon nace en Copenhague en 1918. Inicia su transcurrir por la arquitectura, influenciado e integrado a las corrientes modernistas en boga. Trabajó con Alvar Aalto y Erick Gunnar, conoció a Leger y a Lecorbusier Wright y Mies, es reconocido dentro del abanico de la arquitectura internacional al ganar el concurso de la ópera de Sídney en 1957, obra que lo hizo galardonar con el premio Pritzker en el 2003. La idea de la Ópera de Sídney, nace a finales de los años 40 cuando Eugene Goossens, director del Conservatorio de Música de Nueva Gales del Sur, propone construir un gran teatro en la bahía de Sídney a través de un concurso que convocara los grandes arquitectos de la época, y en el que se presentaron 233 propuestas de 32 países e iniciando su construcción en 1959.
Con un diseño novedoso, por fuera de su tiempo y retando los conocimientos constructivos y de ingeniería de su época, proyecta una obra que choca y genera una serie de dificultades y controversias. Las relaciones entre el gobierno de Australia y el Arquitecto, que al principio fueron buenas se deterioraron en la medida que la obra superaba el presupuesto inicial, y se exigía por parte del ministro de obras públicas, definición en los diseños estructurales, y resolución de aspectos técnico constructivos, llegando a un punto de rotura donde el arquitecto en 1966 resuelve abandonar el proyecto y no regresar jamás a Australia. El edificio tardo 13 años en ser terminado y fue inaugurado en 1973 con la presencia de la reina Isabel II de Inglaterra. A manera de desagravio con su genio creador, el patronato de la Opera de Sídney le propuso a Jørn Utzon en el 2002 hacerse cargo de la supervisión de las obras de remodelación del inmueble, cancelándole así una deuda que tenían con la historia. El Utzon Room, es el único espacio que reconstruyó conforme a su diseño original. Su apertura, se celebró en el 2004 y contó también con la presencia de la reina Isabel II, y fue declarado en el 2005 Patrimonio Nacional.
La casa de la opera emerge sobre el mar de la bahía de Sídney sobre una plataforma construida en concreto armado, del que se izan las conchas o velas que transforman radicalmente el paisaje de la ciudad y se implantan como símbolo de un continente. La función primordial de las bóvedas pareciera ser la de llamar a todos los que la ven a parar al interior, como una bandera en constante movimiento, o como las campanas de iglesia que redoblan llamando a su feligresía. Al acceder el panorama cambia; el espacio se hace sobrio y elegante, marginándose del espectáculo exterior que representa su monumentalidad, y se desarrolla bajo sus propios cánones.
”El sol no sabía lo hermoso que era, hasta que se reflejó en este edificio” Louis I. Kahn.
La historia de la arquitectura encasilla a Utzon dentro de la tercera generación del movimiento moderno, no solo por desarrollar su obra arquitectónica alrededor de los años 50, sino por enmarcar su obra hacia una orientación social, de proyección abierta, transitable, integrada a su entorno a través de la utilización de planos horizontales, expresándolas como elementos simbólicos que se fundan con el pasado y formen parte de la historia, permitiendo el desarrollo de nuevas tendencias estructurales, liberando el espacio interior, hasta ahora sometido a la forma exterior y permitiéndose el derecho a la expresión por encima de la función.
Esta búsqueda constante de relacionar los objetos de arquitectura con el paisaje, y que le permite establecer como punto de partida un nuevo horizonte en cada una de sus obras, materializada en la plataforma como el arranque del edifico, divide las funciones primarias hacia la parte superior, y las secundarias en la parte inferior, estableciendo un nuevo lenguaje en la arquitectura de la segunda mitad del SXX. Giedion (2009) dice que Utzon “refleja nuestro periodo con toda su complejidad”, acogiendo contradictoriamente, la tecnología y la creación de nuevas formas de expresión, generando un lenguaje exterior rudo, sin maquillaje y un interior sobrio y cargado de decoración. La implementación de este primer principio de su legado, y que los historiadores coinciden en llamar el “plano horizontal como elemento constitutivo”, es un formalismo tomado de los precursores del zigurat sumerio, y encontrado en las pirámides egipcias y mayas. La plataforma remplaza el terreno y libera al usuario peatón del caos vehicular.
El segundo principio que establece Utzon es el derecho a la expresión, al levantar contra todo criterio funcional unas bóvedas en forma de cascaras superpuestas y arbitrarias, sin tener ninguna relación con el espacio interior, afirmando así que “la autonomía de la expresión debe reafirmarse en los edificios por encima de lo puramente utilitario.” Giedion (2009), colocando lo constructivo como un método cambiante en tiempo, y mejorable con el descubrimiento y uso de nuevas técnicas y materiales, subordinado al derecho a la expresión artística.
La Ópera de Sídney es la cumbre de la arquitectura del Modernismo. La combinación ideal de la creatividad intelectual, arquitecto y la imaginación tecnológica excelente, ha sido sublimada en una figura impresionante.
Nos muestra que la arquitectura es creada por la racionalidad humana. Tadao Ando
Después de innumerables dificultades y de superar diecisiete veces el presupuesto inicial, Sídney Inaugura en 1973, la Casa Ópera, quedando empotrada en su bahía como una de las más maravillosas representaciones arquitectónicas del siglo XX, por su creatividad formal y su innovación estructural, con un carácter escultural y fascinante que lo transforma en símbolo, pero que una vez se camina sobre su plataforma, o se accede a sus salas se torna de una escala humana que lo hace vivencial y participativo.
Si debiéramos darle un valor formal al teatro de la Ópera, lo enmarcaríamos dentro de edificio de corriente expresionista, en donde las conchas son secciones de una misma esfera, cubiertas por “miles de millones” de azulejos blancos y cremosos.
Si quisiéramos hacer una descripción formal o una primera lectura desde el objeto, de La Casa de la Ópera, se podría decir que esta compuesta de Sídney por tres grupos e bóvedas o conchas, implantadas sobre la plataforma, en cuyo interior funcionan seis salas de espectáculos y un restaurante y rodeadas de terrazas que asumen la función de vestíbulos. Su sala principal El Concert Hall, con capacidad para Dos mil seiscientas setenta y nueve plazas 2 mil 679 asientos tiene el órgano mecánico más grande del mundo. En el edificio se presentan la Ópera, Orquesta Filarmónica de Sídney, el ballet de Australia, la Compañía de Danza de Sídney, grandes producciones de arte dramático y danza, producciones teatrales y musicales pequeñas o individuales, y las expresiones contemporáneas del arte.
Dentro de una segunda lectura, desde la tecnología, podemos establecer que la Ópera de Sídney, es una obra maestra de la arquitectura del siglo 20, por su diseño y sus alcances excepcionales de ingeniería e innovación tecnológica, que permitieron un nuevo impulso inspirador a la creatividad colectiva de arquitectos, ingenieros y constructores.
Dentro de una tercera lectura que permite cambiar el significante de la obra en un nuevo significado, entendemos la relevancia del objeto de arquitectura creado con una función específica, pero por su condición icónica, asume la condición de monumento urbano, trascendiendo lo local y posicionándose como un referente de la arquitectura en el mundo, transformando en un símbolo de identidad nacional.
Todos estos valores que ennoblecen el objeto arquitectónico, parecieran pasar desapercibidos para el objeto mismo, que a pesar de su grandeza, no se permite el lujo de ser inoperante y contemplativo, sino que día a día cumple con su función para la cual fue concebido, llamando a gritos con sus velas a contemplar el espectáculo que en su interior sobrio se presenta, y dentro de los cuales cuenta con más de dos mil quinientas presentaciones al año. Su primera presentación fue la ópera “La Guerra y Paz” de Sergei Prokofiev.
Reconocido como uno de los más grandes arquitectos de la modernidad, Jørn Utzon murió a los 90 años de un ataque al corazón el sábado 29 de noviembre a las 12.30 horas, en Dinamarca, dejando un legado inmortal, de la transcendencia de la obra de arquitectura por encima de los valores formales, expresivos o constructivos.
Utzon construyó varias obras con una arquitectura racional y sensible, con un interés primordial en dos aspectos opuestos: la relación con el paisaje, y la atención al detalle y la construcción. El conjunto de 60 casas Kingohusene en Elsinore, Dinamarca, que construyó entre 1957 y 1961 es uno de sus proyectos más exitosos, construidas en ladrillo y tejas de arcilla, alrededor de patios privados, generando un juego de desplazamiento de casa y patio, cada una respecto a su anterior, compartiendo muros medianeros, formando esquinas que entran y salen configurando los accesos e integrándose al paisaje.
”Utzon hizo un edificio muy por delante de su tiempo, muy por delante de la tecnología disponible, y perseveraron a través de críticas maliciosas extraordinaria a un edificio que cambió la imagen de todo un país. Es la primera vez en nuestra vida que una pieza tan épica de arquitectura ganado presencia tan universal “. Frank Gehry
BIBLIOGRAFÍA
• Ferrer J. (2006) Jorn Utzon: obra y proyectos. Barcelona Editorial Gustavo Gili.
• Sanz J. (1998) Arquitectura en el siglo XX: la construcción de la metáfora. Madrid Editorial Montesinos.
• Giedion S. (2009) Espacio, tiempo y arquitectura: el futuro de una nueva tradición. Ed. Definitiva, Barcelona Editorial Reverté.
Ensayo presentado en la cátedra de PENSAMIENTO URBANO ARQUITECTÓNICO CONTEMPORÁNEO II dentro de la Maestría ARQUITECTURA CUIDAD E IDENTIDAD de la UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DEL TÁCHIRA
No hay comentarios:
Publicar un comentario