lunes, 15 de diciembre de 2008

DEL CAPITALISMO SALVAJE AL DESARROLLO URBANO SUSTENTABLE

DEL CAPITALISMO SALVAJE AL DESARROLLO URBANO SUSTENTABLE

«El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades actuales sin poner en peligro la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades». Informe Brundtland (UNCED, 1987)

Vivimos en un planeta azotado desde la revolución industrial, donde el crecimiento demográfico se multiplico de manera exponencial llevando consigo el uso indebido, la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales, en donde más de una quinta parte de la población vive en pobreza absoluta, y son victimas de la falta de alimento, agua potable, causando desnutrición y muerte; la tala de bosques indiscriminada que han representado para el planeta una perdida de bosques, de tierra agrícola que se hace improductiva por la erosión; la sedimentación de los ríos; el crecimiento incontrolado de residuos de nutrientes generados por el hombre, las emisiones de ciertos metales pesados tales como mercurio, arsénico, cadmio y plomo. El aumento de actividades humanas que amenazan el régimen climático, producen calentamiento global y han dañando la capa de ozono; Incapacidad de los países del tercer mundo de mantener una economía solida a causa del alto endeudamiento con los países desarrollados.
Fuente: IUCN/UNEP/WWF (1991)

La búsqueda de enriquecimiento rápido y fácil por parte de países desarrollados, grupos financieros, multinacionales y empresarios locales, generan un afán de políticas económicas a corto plazo, sin permitir modelos de desarrollo sustentables que solo pueden dar resultados a largo plazo, aunado a la falta de educación de la ciudadanía y conciencia de que pertenecemos a un ecosistema limitado y finito que no puede ser quebrado y que nos obliga a tomar partido en aspectos medioambientales tales como conservación de fuentes de energía, reciclaje de desechos, etc.

Este panorama desolador que está llevando al planeta a la destrucción y a la extinción de todas las especies vivientes, ha prendido las alarmas, por lo que de han implementado programas de educación concientización y conservación.
Se han acuñado conceptos como sostenibilidad y desarrollo sostenible que trascienden el tema de la protección y promoción del medio ambiente, y de manera global irrumpen en aspectos intergeneracionales, económicos de la calidad de vida y las connotaciones sociales del desarrollo. (Agendas locales 21 P.21)

Estos modelos de desarrollo sostenible deben llevarnos a aminorar el impacto que genera el desarrollo sobre el medio ambiente reduciendo la carga que esta soportando el planeta, y permitiendo a la comunidad el uso de los sistemas naturales para su beneficio, sin dañar el ecosistema.
Aunque sabemos de la amplia gama de factores por la que se puede enfocar el tema del medioambiente, el presente ensayo pretende acometer el problema de la sustentabilidad ambiental desde lo urbano, analizando los factores de los usos y costumbres del ciudadano común.

El sistema capitalista ha implementado casi de manera obligatoria formas de consumo máximo de bienes y productos a través de la publicidad, sin medir las consecuencias de estos productos sobre el equilibrio ambiental; citando a Enrique Leff; Ecología y Capital, hacia una perspectiva ambiental del desarrollo, dice que “Las causas de la crisis ambiental (de alimentos, energía, contaminación, sobreexplotación y agotamiento de recursos) son una forma de vida y un sistema económico cuyos procesos productivos se caracterizan por actuar contra la naturaleza”, pareciera que pertenecemos a un mundo económico y no a un mundo natural al que le debemos observancia y acatamiento a sus leyes. Con el animo de “remendar el capote” se emprenden acciones correctivas, pero rara vez se implementas políticas que incidan realmente en las causas del problema. El habitante de este planeta, debe tomar conciencia de su obligación global y no seguir malinterpretando, que por voluntad de Dios puede fructificar y multiplicarse, sojuzgar la tierra y señorear sobre todas las especies. Somos integrantes de un frágil sistema planetario.

El cambio en la escala de valores donde nuestro esencia natural se rebajo y se sobrepuso un papel de consumidores impuesto por un sistema, donde es más importante el tener el poder y el aparentar, que el ser, nos ha llevado a un estrés consumista, que nos obliga a suplir las “necesidades básicas” impuestas que azota a la sociedad contemporánea; fomentando la competencia, y la deshumanización.

Este consumo impuesto e inconsciente ha acrecentado la producción de basura diaria sin cultura de reciclaje; el desecho de pilas, baterías y aparatos electrónicos que al estar en contacto con la basura se corroe la capa protectora liberando al ambiente cadmio, zinc, níquel, plomo y mercurio, metales pesados perjudiciales para los suelos, las aguas subterráneas y superficiales y por consecuencia la salud humana; la destrucción de los bosques naturales para satisfacer demanda de papel; y el consumo de plástico.

Se hace necesaria una toma de conciencia que parta desde el individuo mismo y se multiplique en la familia, la comunidad y la ciudad. El hecho de dejar de ser consumidores pasivos despertando conciencia multiplicadora, asumiendo el consumo con postura crítica, desechando los productos que generan contaminación, dando buen uso a los desechos en procura de nuestra propia salud y a la del ecosistema. Este efecto multiplicador hará posible un desarrollo sostenible que alcance y mantenga el bienestar del ciudadano y del medio ambiente, aumentando la calidad de vida en la ciudad, con mejores oportunidades de educación, salud y movilidad, conservando la diversidad del ecosistema, a fin de que pueda ser usado y conservado por generaciones futuras.

Los conglomerados urbanos son generadores de grandes flujos de materia y energía que de alguna manera afectan el medio ambiente. Desde un proceso de multiplicación individual de la conciencia ecológica, se puede lograr el cambio de procesos y formas de consumo que nos lleve restablecer el equilibrio con el cambio de hábitos obsoletos y el desarrollo de tecnología de proteccionista.

En la actualidad existen acuerdos de carácter social, político y económico de gobiernos comunidades y ONG que buscan el desarrollo sostenible urbano e industrial, pero hace falta voluntad política y ciudadana en reconocer la necesidad de un cambio de tecnología, sobre todo en el uso de la energía.

Aplicando la definición de la ecología urbana “como la interacción entre las personas y el medio ambiente en áreas urbanas y residenciales, incluida la interrelación entre los flujos de energía natural y artificial y los recursos naturales”, nos obliga a la utilización de recursos renovables, reciclar y reutilizar productos y materiales, devolver los materiales usados a la naturaleza, de manera que no contaminen el medio ambiente, evaluar el flujo y la circulación de la materia prima a todos los niveles. (Agenda 21 p.31 Fuente: CCE (1995a))

El proceso de renovación urbana para lograr una ciudad sostenible conlleva a un plan de desarrollo que procure una transformación paulatina donde se incluya de manera global, vivienda, industria, movilidad, servicios públicos, comercio, capacidad de recibir migrantes, comunicaciones, manejo de residuos, manejo de la contaminación ambiental, conservación de los elementos verdes y fuentes hídricas, sin alterar el sistema económico de subsistencia del ciudadano común y no se afecte la productividad.

El plan de desarrollo para una ciudad sustentable debe tener como objetivo mejorar las condiciones de vida, salud, longevidad, educación y movilidad, no solo vehicular sino peatonal, de discapacitados y vehículos de tracción humana, Integrar la naturaleza a través de arborización en las vías, antejardines y patios de las viviendas, parques locales y urbanos, cinturones verdes que aíslen los posibles focos de contaminación (zonas industriales, rellenos sanitarios, lagunas de oxidación, etc.) de forma que cumplan una función de moderador del clima urbano, y el ecosistema autóctono, cambiando las pautas de comportamiento citadino.

Pero la utopía no sería completa si la sustentabilidad urbana se limita al ámbito del territorio de la ciudad, es decir ninguna ciudad puede se sostener su equilibrio urbano, económico y ambiental por si sola, sino que existe ineludiblemente una dependencia externa con otros territorios, que le suministran bienes y servicios, y le facilitan el uso de los recursos ambientales. La concatenación de territorios urbanos y su acuerdo en la conservación de recursos comunes tales como, sistemas hídricos, de energía de preservación de y conservación de reservas naturales, etc., esta interrelación es condición necesaria para la sustentabilidad urbana. Este modelo de interdependencia puede y debe repetirse entre territorios urbanos, ascender a niveles nacionales, internacionales y globales.

Pero hasta aquí nos llega el sueño. De seguir existiendo políticas neoliberales que venden a corporaciones privadas los recursos e infraestructura, o como afirman ellos, el “manejo” de los recursos renovables y no renovables, dejan solo en buenas intenciones los tratados locales nacionales o internacionales de preservación y conservación del medio ambiente y en la construcción de una ciudad saludable y sostenible, dejando a merced del capitalismo salvaje y en la oferta y la demanda la conservación del hábitat urbano. Queda entonces, la ciudad en manos del capital, del lucro de grupos empresariales que monopolizan los recursos y ponen el valor de su utilidad sobre la necesidad social, atentando inclusive contra el futuro de la humanidad. Volvemos a la necesidad de enriquecimiento rápido y fácil, a costa de la destrucción del medio ambiente.

Rod Burgess en la Ciudad Inclusiva – Ciudad y sostenibilidad (p. 206) afirma:

“La visión neoliberal mira con gran escepticismo las argumentaciones que juntan la sostenibilidad con la reducción de los desequilibrios sociales, ya que ven en ellas un freno al crecimiento económico y, como resultado, una posterior degradación de las condiciones ambientales a consecuencia de la pobreza. En la misma óptica está la escasa disposición a aceptar formas de regulación del mercado, una hostilidad a todo tipo de planificación, en particular si es integrada, y la dificultad de considerar el acceso a los bienes y servicios de base como un ‘derecho’. ”


BIBLIOGRAFÍA

Agendas Locales 21 en Andalucía
Estrategias Urbanas hacia el Desarrollo Sostenible
COMUNIDAD EUROPEA
Fondo Europeo de Desarrollo Regional

Leff, Enrique (1986),
Ecología y Capital, hacia una perspectiva ambiental del desarrollo, UNAM, México

Burgess, Rod (2003)
LA CIUDAD INCLUSIVA
Ciudad y sostenibilidad
Desarrollo Urbano Sostenible

Álvarez, A. y Valverde, F. (2004).
Ciudad, territorio y patrimonio, materiales de investigación II.
Universidad Iberoamericana de Puebla, Universidad de Valladolid.

Ensayo presentado en la cátedra de AMBIENTE Y SOSTENIBILIDAD dentro de la Maestría ARQUITECTURA CUIDAD E IDENTIDAD de la UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DEL TÁCHIRA

San Cristóbal, Diciembre 2008

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