viernes, 19 de diciembre de 2008

CENTRO EDUCATIVO TORCOROMA CÚCUTA

CONCURSO DE ARQUITECTURA SOCIEDAD COLOMBIANA DE ARQUITECTOS - FONADE DISEÑO DE UN CENTRO EDUCATIVO BARRIO LIPAYA BARRANQUILLA COLOMBIA ÁREA: 6000 M2

Área administrativa
44 salones - Preescolar
Talleres - Laboratorios - Sala de sistemas
Biblioteca - Salón de cómputo -Sala de audiovisuales
6 Baterías sanitarias - Servicios generales
Campos Deportivos - Terraza
Patios de Recreo - Sala múltiple
Patio general y área deportiva
Servicios sanitarios - Deposito general































DISEÑO ARQUITECTÓNICO
Jorge Bitar Ramírez
Arquitecto

Colaboradores
Arq. Yurani mercado Villalba
Angelica Scarpetta
Jhime Santos Jaimes
Jorge Andrés Bitar Q.

Arquibitar Arquitectos
2008




jueves, 18 de diciembre de 2008

EL PENSAMIENTO ARQUITECTONICO


“EL PENSAMIENTO ARQUITECTONICO…
FILOSOFIA, TEORIA O PRACTICA”

Se pretende dar una interpretación a la lectura “La Metáfora Arquitectónica”, por Jackes Derrida, contrastando con “Ciencia y Tecnología como ideología” por Jürgens Habermas, en los conceptos de teoría de las ciencias, metáfora arquitectónica, ideología y vinculándolo con la arquitectura y el punto de vista del arquitecto.

La teoría de la arquitectura ha sido repensada no solo por arquitectos sino que también otros investigadores se han interesado en su estudio.

Derrida, en su texto “Metáfora Arquitectónica” expresa de una manera muy particular su análisis del pensamiento de los arquitectos, “Quizá el pensamiento arquitectónico no existe; pero si tuviera que haber uno, solo se podría expresar con las dimensiones de lo elevado, lo supremo y lo sublime”.

Esta reflexión pudiera generar las siguientes interrogantes: ¿el pensamiento del arquitecto se aleja entonces del pensamiento de los demás involucrados en la creación de arquitectura?, ¿la concepción de arquitectura por parte del arquitecto, abarca, describe y concibe un ámbito de mayor extensión?

Pareciera estar particularizando y haciendo referencia, no a los arquitectos en general, sino a los arquitectos destacados, los que generan nuevos estilos, los que pudieran generar nuevas tendencias arquitectónicas, por sus logros creativos, funcionales y generadores de espacios que produzcan sensaciones a sus usuarios.

Es tal el manifiesto de Derrida en la diferencia del pensar del arquitecto que lo asemeja con la perfección de lo divino, de ahí su comparación con la torre de Babel en su búsqueda por alcanzar el cielo, en la pretensión de dominar a las demás estirpes y lograr un nombre. ¿Será por esta razón la creación de las pirámides egipcias, mayas o los templos griegos? en su época y hoy día la construcción de rascacielos en el mundo que en síntesis se presentan como autenticas manifestaciones de poder.

La metáfora arquitectónica según Derrida pareciera manifestarla en tres formas: 1. el camino, que se interpreta como: la búsqueda de la solución por parte del arquitecto, la investigación, recopilación de datos, experiencias vividas y/o adquiridas. 2. los sueños, que pudieran ser las ideas, pensamientos o deseos mimetizados en hologramas mentales del arquitecto para concebir diseñar o proyectar. 3. Deconstrucción, termino particular que pretende reflejar la capacidad del arquitecto de pensar una edificación en un todo descomponiendo los elementos que se ven y no se ven. Solo la mente del arquitecto puede integrarlos para construir el todo de su obra, que sale de lo ordinario para ser extraordinario.

Según la interpretación de las reflexiones expuestas, no cualquiera puede llegar a esta forma casi endiosada de pensamiento arquitectónico, según la metáfora arquitectónica de Derrida. Y pareciera que tampoco es el título de arquitecto el que hace a un gran arquitecto, ni su capacidad académica, ni sus experiencias laborales; Va mucho más allá de todo esto. Quizá se pudiera llegar a estos niveles de perfección, sin pretenderla en su totalidad máxima, con el profundizar del pensar ampliando el universo espacial del pensamiento arquitectónico.

Aunado a esta forma de pensamiento Derrida también acentúa su atención al problema de la doctrina, el cual lo vincula con un contexto político donde se pregunta: “¿Cómo es posible desarrollar una nueva facultad inventiva que permita utilizar al arquitecto las posibilidades de la nueva tecnología sin, por ello aspirar a una uniformidad, sin pretender desarrollar modelos para todo el mundo?”.

Pudiéndose interpretar esta uniformidad y modelos para todo el mundo, como nuevos estilos que en contraposición a este punto de vista, Walter Gropius en su libro “Alcances de la arquitectura Integral”, expresa el impulso de los críticos: “… de clasificar en un “estilo” o un “ismo” y con ello congelar el arte y la arquitectura vivientes, mientras todavía se hallan en la etapa formativa, probablemente ahogara en lugar de estimular la actividad creadora”.

El pensar del arquitecto según Gropius no es la búsqueda de un estilo sino pensar arquitectura con un nuevo enfoque que sea llevada a la realidad, sin pretender la repetición o copia de los que pudieran admirar su obra, según esto el arquitecto busca simplemente la autenticidad creadora de su ingenio arquitectónico.

Las herramientas tecnológicas y sus avances en la asistencia computarizada de CAD, así como la actualización del conocimiento apoyado por la Internet y la globalización, no deberían desmejorar la actuación del arquitecto, por lo contrario, debería colaborar en su búsqueda en un nuevo enfoque, como lo expresaba Gropius, favoreciendo en su pensar de la arquitectura como un todo en el diseño.

Arquitectura que se enriquece con la integración al contexto no solo urbano sino en la conformación de un paisaje visto en su totalidad, en su interior y su interrelación con los usuarios; soñar y vivir el espacio, así como también la forma como se engranarán sus componentes: estructurales, materiales, arquitectónicos, urbanísticos y paisajísticos.

La lectura del filosofo Jürgens Habermas “Conocimiento e interés”, pudiera decirse que se argumenta de los estudios previos de Husserl en donde plantea su critica de: “una idea de conocimiento que preserva aquella conexión platónica de la teoría pura con la praxis de la vida”, considerado por Habermas como una relación que pareciera más un milagro creador de teorías como simples pasos a seguir o normas para la ejecución de las obras del hombre o en este caso del arquitecto.
Habermas desmonta esta tesis de Husserl y refiere “No es el contenido informativo, sino la formación del habito reflexivo e ilustrado en los teóricos mismos lo que produce en definitiva una cultura científica”.

Es de allí donde destaca la importancia de la actitud teórica comunicativa refiriéndola como: “El obrar el conocimiento que se ha liberado de los meros intereses y se ha instalado en las ideas, adoptando cabalmente una actitud teórica”, donde se puede comparar la actitud teórica de Habermas con el pensamiento del arquitecto en la metáfora arquitectónica de Derrida, en el que Habermas trataría el pensamiento del arquitecto como su continuo reflexionar en el abordaje de las soluciones arquitectónicas para alcanzar en punto de encuentro definitivo de la praxis de su obra arquitectónica.

Walter Gropius, en el libro anteriormente mencionado, hace referencia al “plan para una educación del arquitecto”, donde expresa lo siguiente: “Hemos tenido, creo, un grado extraordinario de éxito, hasta ahora, en el desarrollo de maneras de familiarizar a nuestros hijos con las realizaciones del pasado; pero no creo que tenemos igual éxito en cuanto a estimularlos a expresar sus propias ideas”.

Esta cita pudiera dar una idea de la problemática planteada desde la época de la Bauhaus, en donde Gropius refiere como un problema el estimulo del pensamiento creador, si el pensamiento solo es relacionado con el pasado y las experiencias adquiridas por las maneras familiares, en donde cabe la interrogante ¿como conseguir el pensar autentico, sin quedar solo en sueño y plasmarlo en una expresión arquitectónica?

El Arquitecto Rafael Moneo menciona por otro lado: “Antes se pensaba que lo genuino era el único modo que se tenía de ver las cosas, casi todo era genuino: el problema de nuestra situación actual es aceptar que lo genuino ha podido desaparecer de nuestro horizonte y sin embargo pensar que algunas cosas todavía necesitan de ese soporte o de ese entendimiento de la realidad de la posición antigua, aquella que valora lo genuino”.
Según Moneo se puede hablar así de una arquitectura que quizá es difícil de describir con precisión, actitud única que tal vez no haya mucha gente interesada en adoptar, ya que sale del modo fácil de ver las cosas o la cotidianidad del pensar.

Tal vez la fórmula sea la actitud teórica de Habermas en su primera tesis en donde menciona: “Las realizaciones del sujeto trascendental tienen su base en la historia natural del genero humano”. En donde las realizaciones del sujeto o las obras del arquitecto pudieran alcanzar lo trascendental en la base del interés de los pensamientos del arquitecto, no solo en lo particular para cubrir necesidades individuales sino como lo menciona Habermas en pensar como colectivo, en solventar sus deseos siempre inconformes de auto conservación para alcanzar “mejor vida” o “mejor vivir”” enmarcados en un sistema social.

Aun en lo complejo que pudiera ser Habermas trata en su tesis puntos resaltantes entre la conexión directa del conocimiento e interés, al parecer el interés motiva al conocimiento en referencia a su quinta tesis, el cual procura un mejorado lenguaje que conduce a la voluntad y la conciencia convirtiéndola en razón. Postulada en su tercera tesis…

En “Conocimiento de interés”, destaca la acción racional orientada a la teoría comunicativa. Manifestando el deseo de que la ciencia escape de los engaños del positivismo y admitir el carácter “interesado” de la ciencia, ya que difícil es encontrar un conocimiento neutral. Más aún, hay diversos intereses científicos: uno es el técnico de las ciencias empíricas; otro, el práctico, orientado a la acción por el entendimiento de los sentidos; y el tercero, el defensor de la teoría crítica de la sociedad.

De la pluralidad de lenguajes se enriquece la arquitectura. La arquitectura eleva al hombre a una divinidad finita, una búsqueda de la inmortalidad dentro de las limitantes temporales de la realidad y la existencia. Aparecen entonces tres formas de leer la arquitectura, o como dice Habermas tres formas de interés, desde las ciencias empíricas, es decir desde lo experimentable y natural, que se debe considerar como una lectura general o del vulgo; desde la ciencias histórico hermenéuticas, o desde el conocimiento práctico condicionado a la historia y una tercera lectura desde la ciencias emancipativas o desde un juicio crítico que rompa conceptos preestablecidos. Una visión crítica de la arquitectura desde la perspectiva emancipadora nos hace recorrer y conocer el camino de la arquitectura para desaprenderla, desde ahí poder leerla y reescribirla desde la idea pura, libre de paradigmas.
  • Ensayo presentado en la cátedra de PENSAMIENTO ARQUITECTÓNICO dentro de la Maestría ARQUITECTURA CUIDAD E IDENTIDAD de la UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DEL TÁCHIRA por los arquitectos Andrina Fernandez, Luis Alberto López, Jorge Bitar Ramírez.

lunes, 15 de diciembre de 2008

DEL CAPITALISMO SALVAJE AL DESARROLLO URBANO SUSTENTABLE

DEL CAPITALISMO SALVAJE AL DESARROLLO URBANO SUSTENTABLE

«El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades actuales sin poner en peligro la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades». Informe Brundtland (UNCED, 1987)

Vivimos en un planeta azotado desde la revolución industrial, donde el crecimiento demográfico se multiplico de manera exponencial llevando consigo el uso indebido, la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales, en donde más de una quinta parte de la población vive en pobreza absoluta, y son victimas de la falta de alimento, agua potable, causando desnutrición y muerte; la tala de bosques indiscriminada que han representado para el planeta una perdida de bosques, de tierra agrícola que se hace improductiva por la erosión; la sedimentación de los ríos; el crecimiento incontrolado de residuos de nutrientes generados por el hombre, las emisiones de ciertos metales pesados tales como mercurio, arsénico, cadmio y plomo. El aumento de actividades humanas que amenazan el régimen climático, producen calentamiento global y han dañando la capa de ozono; Incapacidad de los países del tercer mundo de mantener una economía solida a causa del alto endeudamiento con los países desarrollados.
Fuente: IUCN/UNEP/WWF (1991)

La búsqueda de enriquecimiento rápido y fácil por parte de países desarrollados, grupos financieros, multinacionales y empresarios locales, generan un afán de políticas económicas a corto plazo, sin permitir modelos de desarrollo sustentables que solo pueden dar resultados a largo plazo, aunado a la falta de educación de la ciudadanía y conciencia de que pertenecemos a un ecosistema limitado y finito que no puede ser quebrado y que nos obliga a tomar partido en aspectos medioambientales tales como conservación de fuentes de energía, reciclaje de desechos, etc.

Este panorama desolador que está llevando al planeta a la destrucción y a la extinción de todas las especies vivientes, ha prendido las alarmas, por lo que de han implementado programas de educación concientización y conservación.
Se han acuñado conceptos como sostenibilidad y desarrollo sostenible que trascienden el tema de la protección y promoción del medio ambiente, y de manera global irrumpen en aspectos intergeneracionales, económicos de la calidad de vida y las connotaciones sociales del desarrollo. (Agendas locales 21 P.21)

Estos modelos de desarrollo sostenible deben llevarnos a aminorar el impacto que genera el desarrollo sobre el medio ambiente reduciendo la carga que esta soportando el planeta, y permitiendo a la comunidad el uso de los sistemas naturales para su beneficio, sin dañar el ecosistema.
Aunque sabemos de la amplia gama de factores por la que se puede enfocar el tema del medioambiente, el presente ensayo pretende acometer el problema de la sustentabilidad ambiental desde lo urbano, analizando los factores de los usos y costumbres del ciudadano común.

El sistema capitalista ha implementado casi de manera obligatoria formas de consumo máximo de bienes y productos a través de la publicidad, sin medir las consecuencias de estos productos sobre el equilibrio ambiental; citando a Enrique Leff; Ecología y Capital, hacia una perspectiva ambiental del desarrollo, dice que “Las causas de la crisis ambiental (de alimentos, energía, contaminación, sobreexplotación y agotamiento de recursos) son una forma de vida y un sistema económico cuyos procesos productivos se caracterizan por actuar contra la naturaleza”, pareciera que pertenecemos a un mundo económico y no a un mundo natural al que le debemos observancia y acatamiento a sus leyes. Con el animo de “remendar el capote” se emprenden acciones correctivas, pero rara vez se implementas políticas que incidan realmente en las causas del problema. El habitante de este planeta, debe tomar conciencia de su obligación global y no seguir malinterpretando, que por voluntad de Dios puede fructificar y multiplicarse, sojuzgar la tierra y señorear sobre todas las especies. Somos integrantes de un frágil sistema planetario.

El cambio en la escala de valores donde nuestro esencia natural se rebajo y se sobrepuso un papel de consumidores impuesto por un sistema, donde es más importante el tener el poder y el aparentar, que el ser, nos ha llevado a un estrés consumista, que nos obliga a suplir las “necesidades básicas” impuestas que azota a la sociedad contemporánea; fomentando la competencia, y la deshumanización.

Este consumo impuesto e inconsciente ha acrecentado la producción de basura diaria sin cultura de reciclaje; el desecho de pilas, baterías y aparatos electrónicos que al estar en contacto con la basura se corroe la capa protectora liberando al ambiente cadmio, zinc, níquel, plomo y mercurio, metales pesados perjudiciales para los suelos, las aguas subterráneas y superficiales y por consecuencia la salud humana; la destrucción de los bosques naturales para satisfacer demanda de papel; y el consumo de plástico.

Se hace necesaria una toma de conciencia que parta desde el individuo mismo y se multiplique en la familia, la comunidad y la ciudad. El hecho de dejar de ser consumidores pasivos despertando conciencia multiplicadora, asumiendo el consumo con postura crítica, desechando los productos que generan contaminación, dando buen uso a los desechos en procura de nuestra propia salud y a la del ecosistema. Este efecto multiplicador hará posible un desarrollo sostenible que alcance y mantenga el bienestar del ciudadano y del medio ambiente, aumentando la calidad de vida en la ciudad, con mejores oportunidades de educación, salud y movilidad, conservando la diversidad del ecosistema, a fin de que pueda ser usado y conservado por generaciones futuras.

Los conglomerados urbanos son generadores de grandes flujos de materia y energía que de alguna manera afectan el medio ambiente. Desde un proceso de multiplicación individual de la conciencia ecológica, se puede lograr el cambio de procesos y formas de consumo que nos lleve restablecer el equilibrio con el cambio de hábitos obsoletos y el desarrollo de tecnología de proteccionista.

En la actualidad existen acuerdos de carácter social, político y económico de gobiernos comunidades y ONG que buscan el desarrollo sostenible urbano e industrial, pero hace falta voluntad política y ciudadana en reconocer la necesidad de un cambio de tecnología, sobre todo en el uso de la energía.

Aplicando la definición de la ecología urbana “como la interacción entre las personas y el medio ambiente en áreas urbanas y residenciales, incluida la interrelación entre los flujos de energía natural y artificial y los recursos naturales”, nos obliga a la utilización de recursos renovables, reciclar y reutilizar productos y materiales, devolver los materiales usados a la naturaleza, de manera que no contaminen el medio ambiente, evaluar el flujo y la circulación de la materia prima a todos los niveles. (Agenda 21 p.31 Fuente: CCE (1995a))

El proceso de renovación urbana para lograr una ciudad sostenible conlleva a un plan de desarrollo que procure una transformación paulatina donde se incluya de manera global, vivienda, industria, movilidad, servicios públicos, comercio, capacidad de recibir migrantes, comunicaciones, manejo de residuos, manejo de la contaminación ambiental, conservación de los elementos verdes y fuentes hídricas, sin alterar el sistema económico de subsistencia del ciudadano común y no se afecte la productividad.

El plan de desarrollo para una ciudad sustentable debe tener como objetivo mejorar las condiciones de vida, salud, longevidad, educación y movilidad, no solo vehicular sino peatonal, de discapacitados y vehículos de tracción humana, Integrar la naturaleza a través de arborización en las vías, antejardines y patios de las viviendas, parques locales y urbanos, cinturones verdes que aíslen los posibles focos de contaminación (zonas industriales, rellenos sanitarios, lagunas de oxidación, etc.) de forma que cumplan una función de moderador del clima urbano, y el ecosistema autóctono, cambiando las pautas de comportamiento citadino.

Pero la utopía no sería completa si la sustentabilidad urbana se limita al ámbito del territorio de la ciudad, es decir ninguna ciudad puede se sostener su equilibrio urbano, económico y ambiental por si sola, sino que existe ineludiblemente una dependencia externa con otros territorios, que le suministran bienes y servicios, y le facilitan el uso de los recursos ambientales. La concatenación de territorios urbanos y su acuerdo en la conservación de recursos comunes tales como, sistemas hídricos, de energía de preservación de y conservación de reservas naturales, etc., esta interrelación es condición necesaria para la sustentabilidad urbana. Este modelo de interdependencia puede y debe repetirse entre territorios urbanos, ascender a niveles nacionales, internacionales y globales.

Pero hasta aquí nos llega el sueño. De seguir existiendo políticas neoliberales que venden a corporaciones privadas los recursos e infraestructura, o como afirman ellos, el “manejo” de los recursos renovables y no renovables, dejan solo en buenas intenciones los tratados locales nacionales o internacionales de preservación y conservación del medio ambiente y en la construcción de una ciudad saludable y sostenible, dejando a merced del capitalismo salvaje y en la oferta y la demanda la conservación del hábitat urbano. Queda entonces, la ciudad en manos del capital, del lucro de grupos empresariales que monopolizan los recursos y ponen el valor de su utilidad sobre la necesidad social, atentando inclusive contra el futuro de la humanidad. Volvemos a la necesidad de enriquecimiento rápido y fácil, a costa de la destrucción del medio ambiente.

Rod Burgess en la Ciudad Inclusiva – Ciudad y sostenibilidad (p. 206) afirma:

“La visión neoliberal mira con gran escepticismo las argumentaciones que juntan la sostenibilidad con la reducción de los desequilibrios sociales, ya que ven en ellas un freno al crecimiento económico y, como resultado, una posterior degradación de las condiciones ambientales a consecuencia de la pobreza. En la misma óptica está la escasa disposición a aceptar formas de regulación del mercado, una hostilidad a todo tipo de planificación, en particular si es integrada, y la dificultad de considerar el acceso a los bienes y servicios de base como un ‘derecho’. ”


BIBLIOGRAFÍA

Agendas Locales 21 en Andalucía
Estrategias Urbanas hacia el Desarrollo Sostenible
COMUNIDAD EUROPEA
Fondo Europeo de Desarrollo Regional

Leff, Enrique (1986),
Ecología y Capital, hacia una perspectiva ambiental del desarrollo, UNAM, México

Burgess, Rod (2003)
LA CIUDAD INCLUSIVA
Ciudad y sostenibilidad
Desarrollo Urbano Sostenible

Álvarez, A. y Valverde, F. (2004).
Ciudad, territorio y patrimonio, materiales de investigación II.
Universidad Iberoamericana de Puebla, Universidad de Valladolid.

Ensayo presentado en la cátedra de AMBIENTE Y SOSTENIBILIDAD dentro de la Maestría ARQUITECTURA CUIDAD E IDENTIDAD de la UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DEL TÁCHIRA

San Cristóbal, Diciembre 2008

domingo, 14 de diciembre de 2008

EL LUGAR Y EL HABITAR

EL LUGAR Y EL HABITAR
Desde la Poética del Espacio de Gastón Bachelard

Entender el lugar y el habitar desde la óptica de Gastón Bachelard en su obra la Poética del espacio, es aproximarse fenomenológicamente a estados prohibidos por el dogma.

El lugar y el habitar se mezclan en una serie de imágenes poéticas que se amalgaman, que se fusionan y contradicen, transformándose en un juego dialéctico y elocuente de sentimientos y fantasías, que no pueden ser experimentados en la arquitectura tradicional y aun menos en la arquitectura académica de la forma la función y la estructura, o como diría Vitrubio de lo Bello, lo Útil y lo Firme.

En el lugar se conforman espacios con valores reales del habitar, un refugio natural que transforma la misma naturaleza y por ende, el paisaje, y que en nuestro lenguaje hemos llamado ramada, caverna, casa, o patio, calle, barrio, etc., sembrando “recuerdos y olvidos” que comprometen el sentimiento.

Desde esta perspectiva dialéctica, entre el espacio interior y el exterior o, en lo de dentro y lo de fuera, citando a Bachelard, se encuentran gamas con límites graduales que no necesariamente se contradicen y que transforman la calidad del espacio.

Bachelard, a través de la imagen de la concha nos involucra en una serie de visiones de refugio, protección y defensa, presentes en nuestra memoria histórica y en la memoria del colectivo, haciendo de la imagen de la concha el lugar de nuestra seguridad y abrigo es decir nuestro hábitat.

La academia pretende dividir tajantemente el claustro del ágora, lo de adentro es lo cubierto, donde me guardo y me refugio, lo de afuera es lo descubierto, donde me aventuro. Desde la visión fenomenológica que se pretende plantear en este ensayo, lo cubierto y/o lo descubierto puede ser un “lugar” que me brinde protección y refugio, sin que medie entre el territorio y yo una cubierta, porque lo que me vincula a un espacio no son sus límite materiales, sino las vivencias y experiencias que me apegan o rechazan del lugar; esta suma de vivencias son las que transforman el lugar en hábitat.

Hablamos entonces, de lo de adentro y lo de afuera desde la experiencia personalísima, individual, que coincidiendo con otras individualidades conforman el colectivo quedando la sensación y la certeza que es adentro y afuera lo determina el pensamiento colectivo e histórico, y no los límites físicos impuestos por el material, la norma o la ley.

Aparece entonces un nuevo límite, en contraposición del límite formal impuesto y que lo supera, así en apariencia estos límites parezcan barreras geométricas poderosas.

Si se habla de exterior e interior debe haber un punto de encuentro que es posible llamar acceso. Es posible, además, que el acceso no tenga la rigidez de una puerta; de un paso limitante en donde termina el exterior para dar inicio al interior. Es posible que el acceso sea determinado por lugares intermedios y que el paso de interior a exterior se de por la experiencia de un recorrido.

La definición de lugar como mi hábitat interior donde se me ofrece refugio y seguridad, encuentra concordancia en la “Poética del espacio” en la imagen de la concha.

La concha, el nido, los rincones, o la casa, o mejor, “el lugar”, es el espacio de unidad psicológica, donde habitan recuerdos y olvidos. El lugar y la suma de lugares se transforman en el primer universo conocido y seguro. Las vivencias y experiencias que me hacen pertenecer al lugar funcionan como una chispa que detona la memoria, y lo convierte en morada.

El cajón, el cofre, y los armarios, imágenes poéticas de lo secreto, según Bachelard, y citando a Bergson, “… sirven para clasificar los conocimientos vividos”. Pero es posible que estos objetos se lancen por encima de su definición, operando desde ellos no solo el secreto como la reserva intima de lo soñado, sino como descubrimiento, como la apertura de un acto de creación original.

Existe ese elemento intangible que nos ata al lugar y que Bachelard lo afirma como una realidad vista desde lo invisible e inaudible, que supera los sentidos y se ancla en nuestra memoria a través de hábitos y costumbres, rutinas, creencias y tradiciones que se arraigan en nuestro interior con un “albergue de la grandeza”, como una “puerta estrecha que abre al mundo”.

En este sentido el habitar está dentro de este aspecto intangible, dejando la materialidad del objeto fuera del ámbito del hábitat, aunque se exprese a través de esta materialidad. Esta acción de habitar se da cuando por encima de toda materialidad el lugar se hace refugio.

En un “lugar habitado” se ven las marcas se quienes lo habitan; y si hilamos más delgado, es posible descubrir recuerdos, vivencias e imágenes de sus moradores, pudiendo al mejor estilo del realismo mágico de García Márquez o Juan Rulfo viajar de los recuerdos a las ilusiones y volver a los recuerdos sin importar la línea del tiempo, inclusive si se afina la vista se pueden ver los olvidos; así podemos afirmar con Bachelard "…la casa alberga el ensueño, la casa protege al soñador, la casa nos permite soñar en paz."; así el lugar que me guarda, que me alberga, se llena de vivencias, recuerdos, experiencias, sentimientos, ilusiones, pensamientos, y sueños que lo hacen propio, que lo hacen mi primer mundo.

Trascendiendo este sentir individual a un sentir colectivo, comunitario donde el lugar no me pertenece, sino es parte de una comunidad a la cual pertenezco, me apropio e identifico, el habitar se hace posible a través de interrelaciones personales y comunales que nos identifican, tales como mitos, creencias, ritos, costumbres, tradiciones que han pasado de generación en generación y se han establecido como un código de hecho, el cual todos asumimos y respetamos sin que medie autoridad u obligación y que se terminan materializando en objetos de arquitectura que identifican el lugar.

Bajo la anterior tesis, se demuestra que es lugar y el habitar los que establecen los criterios y determinantes de diseño que materialice un objeto de arquitectura que pertenezca y corresponda al querer y sentir del habitante, y no el objeto de arquitectura que se imponga por estilo o moda.

Las actividades del lugar deben realizarse en un espacio que resulta de la respuesta a los usos de la comunidad que lo habita, y es allí donde el arquitecto debe interpretar el sentir del habitante para que la materialización del hecho, corresponda al lugar.

Un hecho arquitectónico que intervenga el lugar debe partir del estudio del “fenómeno de la imagen” cuando esta nace de la idea pura, sin el límite de los determinantes objetivos de la praxis profesional, sino del fluir natural de la imagen desde la conciencia individual, libre de paradigmas, variable y sin rigidez constructivista; así, el hecho arquitectónico que se implante en el lugar será el resultante de la materialización de la idea pura que pertenece a su realidad y no un sustituto de lo imaginado, atado al querer de lo institucional.

La fenomenología de Bachelard, niega el saber formal, y afirma un saber desde la conciencia ingenua, para que la imagen resultante de la idea sea verdaderamente nuestra, y como un árbol nativo se enraíce en el colectivo y de la sensación fue creada por la comunidad o que siempre perteneció a ella.
Remata su obra Gastón Bachelard con su capítulo “La fenomenología de lo redondo”, partiendo de la idea pura de la redondez y descartando de plano cualquier indico geométrico o filosófico, que aplicada al lugar y al habitar disuelve todo límite que lo condicione o lo formalice y se hace entender como el espacio que puede reunir en libertad todo el bagaje del ser que lo habita y el colectivo que le da identidad.


Ensayo presentado en la cátedra de ARQUITECTURA CIUDAD Y CULTURA dentro de la Maestría ARQUITECTURA CUIDAD E IDENTIDAD de la UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DEL TÁCHIRA

martes, 2 de diciembre de 2008

LA ARQUITECTURA GÓTICA - ARQUITECTURA Y SACERDOCIO

LA ARQUITECTURA GÓTICA

ARQUITECTURA Y SACERDOCIO

I

La arquitectura debe concebirse en una continua transformación dentro del contexto de la historia de la humanidad. Debe adaptarse a las circunstancias que cada época histórica le imprime, integrada a los avances de la tecnología, el desarrollo de nuevos materiales y a la realidad social. La academia insiste en hacer pensar al Arquitecto que el concepto de Arquitectura ha permanecido igual en el transcurso del tiempo, pretendiendo mostrar que los arquitectos siempre han obrado de forma igual y que solo los diferencian el sistema constructivo y las herramientas.

Los arquitectos al entrar en el campo de la competencia profesional, han materializado su saber perdiendo su carácter sacerdotal de que eran investidos los arquitectos de la antigüedad, por lo tanto para desarrollar un estudio de alguna época o estilo en la historia de la arquitectura, se hace necesario retomar ese carácter ministerial que poseían los arquitectos de antaño y ubicarlos dentro de su contexto histórico, marco este, que nos revelará la realidad implícita de su saber y las influencias que determinaron el desarrollo arquitectónico de un época o de un estilo.

Los constructores de la Edad Media se agruparon en gremios y logias, de carácter hermético, cerrados a los profanos, sin permitir la difusión de sus secretos simbólicos y constructivos, inclusive el manejo de las proporciones y los elementos formales. Dichos secretos, solo eran transmitidos de Maestro a Discípulo. En el libro De re ædificatoria publicado en 1450 León Battista Alberti, solo señala las proporciones y el manejo de los elementos formales de la Arquitectura de los gremios medievales; y al afirmar: "...el artista en este contexto social no debe ser un simple artesano, sino un intelectual preparado en todas las disciplinas y en todos los terrenos", revela entre líneas este secreto, pero deja oculta la magia con la que a base del manejo simbólico de los elementos, se logró una arquitectura capaz de sustraernos de la realidad y que nos incursa en un laberinto mágico lleno de esoterismo, arquitectura que fue considerada Bárbara, pero que penetró en las filas de una religión absolutista y a base de elementos paganos y llenos de herejía, camuflados dentro de una sacralidad colmada de reverencia hacia lo divino, pero sin considerar divina la doctrina de la religión que decían adorar.

Se pretende entonces, penetrar en los conceptos negados por el dogma, incursionando en el pensamiento de los constructores de las catedrales, en sus orígenes, en sus Dioses, y en bagaje que trajeron de oriente y que consignaron en el desarrollo de un Nuevo estilo que la historia conoce como Arte Gótico.

La arquitectura enriquecida en una pluralidad de lenguajes, se transforma con el paso de la historia pero no puede prescindir de ella; está formada en la línea del tiempo de manera secuencial y contestataria como una manifestación desarrollada de la Cultura. El pasado de la arquitectura, narrado a través de sus obras, es el lugar donde se comunica la nueva arquitectura, donde pueden extraerse significados profundos y substanciales. Toda obra construida en el pasado en concordancia a su tiempo y respondiendo a este, es un hecho concreto e irreemplazable, una realidad rica, que debe estudiarse, incluso por sus críticos y opositores.


II

La Arquitectura ligada a la historia de la humanidad; contiene escrita en sus piedras todas las prácticas, ritos, costumbres y estilos de cuyo discernimiento basa nuestro conocimiento de cómo hacerla. Esta lectura de tradiciones dentro de las obras de arquitectura no sólo se enmarca en la arquitectura clásica, sino que se extiende hacia todas las manifestaciones constructivas donde debe incluirse nuestro propio pasado precolombino, así como todas sus "manifestaciones apócrifas" tales como la arquitectura vernácula, la arquitectura ingenua, la arquitectura espontánea, o la arquitectura ecléctica. Redescubrir las tradiciones nos trasladaría a una dimensión diferente a la académica, donde solo se explora la línea recta del funcionalismo convencional, y se nos abrirían nuevas lecturas complementarias a aquellas que poseemos.

Estamos cruzando un periodo de desierto donde se acentúan las crisis, se da paso a transformaciones, se erosiona la fe, pero es al mismo tiempo un terreno abonado de posibilidades. La Arquitectura hoy, rompiendo el rígido yugo de la Modernidad, y terminada la salida en falso de la Post-Modernidad, puede entrar a "universos paralelos" en donde se exploren nuevos significados, penetrar en los espacios negados por el dogma, abriendo el compás a nuevas posibilidades donde se integre la idea primigenia, un lenguaje coherente, el interés del cliente, y el entorno cultural e histórico.

La tendencia de negar la tradición y la imposición del concepto profano de las artes liberales, ha resultado en una negación de lo sacro, concepto que rige el pensamiento universal de un Occidente que cada vez más alejado de sus raíces tradicionales.

El régimen iniciático de formación implantado desde siglos atrás en los gremios artesanales, especialmente durante la Edad Media, ha sido abandonado, así como la interrelación, en estas labores vinculadas con la Arquitectura e imaginería de los templos y palacios. Este saber tradicional que trascienden al tiempo y al espacio por haberse transmitido su esencia oralmente desde su génesis y a través de las más diversas civilizaciones, y olvidados en la apatía modernista de occidente, es un cofre de tesoros lleno de significados escritos en un lenguaje cifrado, base fundamental de una arquitectura con sentido.

Las obras de arquitectura, enmarcadas dentro un concepto Filosófico, y en este caso Teológico, no deben permanecer ajenas a los significados de los elementos significantes que la componen. Los estilos Arquitectónicos son poseedores de una doble lectura en las que interviene un código común a un nivel denotativo, es decir la ocupación de las formas en el espacio y su conjugación para lograr un objeto Arquitectónico, y de igual manera interviene un código hermético, cifrado a través de una lectura connotativa. Se habla entonces de un código sintáctico o sintagmático y de un código semántico. Si analizamos el Templo desde la sintaxis, se describirían sus elementos constitutivos definiéndolos al nivel de la ubicación estructural de sus partes, manejándolos dentro de un concepto solamente funcional y de su interrelación con las demás funciones. Los Códigos Semánticos en cambio denotan los significantes, es decir toman el significado del elemento y lo descifran dando el nuevo significante, que se enmarca dentro de un ámbito trascendente. Desde allí los elementos Arquitectónicos que componen el Objeto se llenan significado, significado que permanece oculto dentro de un lenguaje que debe ser cifrado.

El diseño de un Templo Gótico puede caer en el formalismo sintáctico y convertirse en una suma de elementos sustraídos de las obras maestras que lo llenan de orgullo, creando un elemento sin un significado trascendente; por lo tanto, para el desarrollo del análisis Arquitectónico del Templo se hace necesario entrar en los oscuros racionamientos de los Arquitectos Góticos y descubrir que en su mayoría eran Monjes Alquimistas poseedores de la verdad hermética, artesanos de la materia, que dentro del atanor, bajo el fuego secreto de la agricultura celeste, cocían el alma desde la materia primera hasta la crisopeya; "así, de esta manera, corriendo el manto que envuelve la sabiduría oculta en su argot, descifrar los incontestables acertijos que envuelven las grandes Catedrales Góticas". (Fulcanelli, el misterio de las catedrales)

Se rompe así el tabú que enmarcaba a los monjes constructores, en hombres sin escuela, sólo por el contacto con la naturaleza y la inspiración Divina, adquirían "milagrosamente" unas nociones constructivas que les permitían levantar catedrales. Dentro de esta significación filosófica se hace necesario conocer los pensamientos de los constructores, a fin de alcanzar la clave con la cual se abre la puerta del templo.

Se debe entender al Arquitecto Alquimista como un artista, imitador de la naturaleza y de la gran obra de la creación, que pretende separar, en su reducido cosmos, con ayuda del fuego secreto y del espíritu universal, las partes diáfanas, resplandecientes y inmaculadas, de las partes condensadas, lúgubres y rústicas, buscando con esta segregación, apartar la luz de las tinieblas y así poder saber el significado de la tierra filosofal y lo que los adeptos llaman cielo de los sabios, extrayendo sin mácula el sentido de la cábala fonética, que ha caído en el abandono.

Se transforman así los arquitectos en auténticos sacerdotes, ya que construyen un túnel entre lo arcano y lo evidente. El arte de la Edad Media no es espiritual ni profano, ya que ambas vías se pierden igualmente cuando se afirman de una manera separada. Se encontraron en este momento histórico la ciencia espiritual del abad y arte escultor pagano, que llenaron el recipiente vacío y concentraron en las abadías el saber cristiano y la ciencia hermética que llenó de símbolos el arte medieval y dio nacimiento a un "nuevo estilo". Si la ciencia del artesano de la materia no hubiera recibido la asistencia de la plegaria del abad, habría sido únicamente una magnífica técnica. El abad y el maestro alquimista, no son materialistas, ni espiritualistas, saben que la vida es, la amalgama de la ascensión y la encarnación, de la meditación y la creación.


III

Este "nuevo estilo" se impregna en todas las manifestaciones del arte desde el siglo X al XV, lleno de elementos paganos y una notable necesidad de buscar a Dios desde lo terrenal, elevándose hasta la luz. Se pretendieron varios significados del origen del término: 1. provenía de los godos, antiguo pueblo germano, 2. De los términos gótico y goético, pensando en que existía una relación estrecha entre el arte gótico y el arte goético o mágico, nacida de la palabra de origen griego, derivada de Goezía, aplicada a esa arquitectura que fascina, hechiza, y a veces engaña, 3. De un antiguo vocablo céltico, que significa la selva que forma una catedral con sus pilastras y entonces debería decirse goático. La academia ha pretendido sin resultado, sustituir el término Arte Gótico por el de Arte Ojival, en razón de la forma de los arcos que engalanan el estilo, sin que sea aceptado por los conocedores del arte, quienes sostienen para sí, la expresión Arte Gótico. Siendo el estilo fundado en origen oculto y hermético deben los lingüistas buscar el origen del término no en la etimología sino en su origen cabalístico.

El origen del término arte gótico más aceptado entre los conocedores del arte, nace como la distorsión ortográfica de la palabra argótico. El templo una obra art goth o de argot. Argot se puede definir como una lengua exclusiva de un grupo de individuos que no tienen interés en que sus pensamientos y conversaciones sean entendidos por los que le rodean, es pues una cábala hablada. Los argotiers, descendientes herméticos de los argonautas utilizaban esta lengua argótica.

Los conocedores del secreto, creadores de la catedral Gótica, hacían voto a Dios, a los Filósofos y a la equidad, de jamás revelar la verdad de su saber a nadie en palabras claras ya que de conocerse el misterio más oculto de la obra, los profanos igualarían a los conocedores y todos, sin discriminación, se inmiscuiría en su Filosofía destruyéndola.

Eran pues los Arquitectos, poseedores del secreto Alquímico, continuadores de la obra de la creación, extensión de la mano creadora de Dios, los que proyectaron y levantaron las obras maestras argóticas, conocedores de la ruta al Jardín de las Hespérides y que consideraban que dicha verdad no vino al mundo explícita, sino en tipos de imágenes y que nadie recibirá la verdad de otra manera. El argot forma parte de un estilo de vida de un grupo de individuos dispuestos a romper las normas, los usos y los protocolos para establecerse fuera de lo convencional y a los que se les ajusta el término iluminado, que significa hijo de la luz. Así lo afirma el maestro Fulcanelli al considerar el arte gótico, o "el art got o cot (Xo), como el arte de la luz o del espíritu, designado exclusivamente para iniciados de una arquitectura que convierte una catedral en un atanor, usado para la transmutación del alma humana".

Los arquitectos góticos, se inclinaban más en confluir sensaciones cósmicas en un cuerpo arquitectónico, que en levantar un templo para la orden que se lo encargaba, para la congregación contribuyente o para el Dios que decían adorar. Estos juegos de palabras, encaminan al entendido hacia una fe real. Los elementos del estilo se orientaban de acuerdo al orden establecido, no había lugar para el capricho, ni para lo casual, ni eventualidad, ni coincidencia accidental; todo estaba predicho preciso y preceptuado, y no corresponde al proyectista modificar a su gusto el mandato inalterable del destino; este era el pensamiento del Arquitecto Gótico que buscaba a través del correcto ordenamiento de lo ya concebido, darle sentido material a todo el contexto filosófico y teológico que significaba el estilo.


IV

No en vano era el temor del Sabio Rey Salomón cuando decidió construir un Templo para su Dios, el más "…Grande sobre todos los Dioses. Más ¿Quién podrá edificarle una casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo?" (2 Libro de Crónicas 2, 5-6).

El Templo, Casa de Dios, es un enlace armonioso entre el hombre y el universo; Todos los pueblos lo han considerado como el hogar de la esperanza, sitio de equilibrio entre lo humano y lo divino, el espacio donde el hombre se puede conectar con Dios. Los Constructores del Templo debían conocer la voluntad y el poder creador de la naturaleza para desarrollar esta arquitectura llena de simbolismo.

El Templo gótico es como una gran caja de resonancia de fuerzas terrenales, a la vez que enmarca la forma ideal para señalar el espacio y tiempo sagrado en el que el ser humano se adentra en su esencia espiritual más profunda. Los templos cristianos son por naturaleza, exaltadores de la fe, pero así mismo el templo gótico es un gran libro pétreo de simbolismo arquetípico, especialmente alquimista. Fulcanelli en su libro el misterio de las catedrales, ha calificado a las Catedrales Góticas como libros lapidarios tienen sus letras esculpidas, y que hablan por el espíritu imperecedero que exhala de sus páginas, la lengua de las piedras que habla este antiguo arte.

El nuevo estilo desafió la naturaleza a través de las atrevidas bóvedas, la magnitud de sus proporciones y la artesana ejecución de cada uno de sus elementos componentes, e hicieron del templo una obra original y armoniosa.

La descripción magistral del maestro Fulcanelli de la Catedral Gótica en el Misterio de las Catedrales, habla por sí misma quedando cualquier otra descripción corta y entre sus letras descifra el secreto de sus constructores:

"Este pueblo de quimeras enraizadas, de juglares, de mamarrachos, de mascarones, y de gárgolas amenazadoras, - dragones, vampiros, tarascas - es el guardián secular del patrimonio ancestral. El arte y la ciencia, concentrados antaño en los grandes monasterios, escapan del laboratorio, corren al edificio, se agarran a los campanarios, a los pináculos, a los arbotantes, se cuelgan de los arcos de las bóvedas, pueblan los nichos, transforman los vidrios en gemas preciosas, los bronces en vibraciones sonoras, y se extienden sobre las fachadas en un vuelo gozoso de libertad y de expresión, nada más laico que el esoterismo de esta enseñanza, nada más humano que esta profusión de imágenes originales, vivas, libres, movedizas, pintorescas a veces desordenadas y siempre interesantes; nada más emotivo que estos múltiples testimonios de la existencia cotidiana, de los gustos, de los ideales, de los instintos de nuestros padres; nada más cautivador, sobre todo, que el simbolismo de los viejos alquimistas, hábilmente plasmados por los modestos escultores medievales."

Aparece entonces, la doble lectura ya que siendo El templo la casa de Dios; el hombre es también templo de Dios, y éste al crearnos "a su imagen y semejanza", y habiendo depositado en él su Espíritu, convierte sus proporciones en patrones a seguir en el diseño de la planta y alzado del edificio construido tradicionalmente, tal y como lo señaló Vitruvio.

Vitruvio comprendía la arquitectura como la unidad de tres ordenes, a saber: Las Venustas, relacionadas con la Belleza; las firmitas, relacionadas con la estabilidad constructiva; y las utilitas, relacionada con la función. Con estas tres condiciones dadas para definir la buena arquitectura, la obra queda enmarcada dentro de un contexto urbano, es decir, relacionado con un entorno, dentro de una línea exclusivamente funcional; dentro de un contexto técnico constructivo que trasciende al campo de la ingeniería; y un producto ornamental donde juegan parte fundamental la Luz y la sombra, el color, la proporción, el equilibrio entre lo lleno y lo vacío, es decir, un lenguaje de la forma. A este pensar clásico, es decir, la arquitectura es Bella, firme y útil, los Arquitectos medievales agregaron un nuevo valor, e introdujeron una nueva lectura, oculta entre las piedras bellas firmes y útiles que la componían.

V

La Catedral Gótica es la representación del universo escolástico, como una entidad de carácter divino, tangible en sí misma y por lo tanto inmutable y absoluta. Sus Arquitectos no tenían que inventar el mito, sino formalizarlo. Daba expresión a la idea que hacia parte del pensamiento de su generación y que se había formado por la costumbre religiosa del pueblo.

El Arquitecto resta importancia al valor simbólico de las relaciones espaciales, que en principio es independiente y se interesa en realidad por la relación indiscutible de la divinidad y sus obras. Todos los seres existentes en el universo provienen del saber divino y se instalan en el espacio según su forma y espiritualidad.

La tendencia neoplatónica agustiniana encuentra en las relaciones numéricas (geométricas y musicales), por su perfección el elemento utilizado por Dios en la construcción del cosmos, Dios es el Hábil Arquitecto que construye la creación, su habitación real, engalanando con armonía la diversidad de los elementos creados, como si fueran finas sucesiones de consonancias musicales. Repitiendo este suceso elemental el Arquitecto Gótico utiliza el número como base de su obra y encuentra en las indiscutiblemente sublimes y perfectas proporciones de las obras creadas directamente por la divinidad los prototipos de las obras terrenales, es decir, los arquitectos se transforman en el instrumento de la mano creadora de Dios para continuar su obra.

En la Arquitectura, esta cosmovisión se manifiesta con singular claridad en el desarrollo de una menor estructura en los muros de cerramiento con el fin de alcanzar una cabal homogeneidad del espacio religioso con el más espiritual de los elementos, La Luz Divina, que se filtra para resaltar la idea de trascendencia. La Arquitectura Sagrada Gótica esta comprometida en un combate sin cuartel contra la gravedad la cual se niega, para formalizar el milagro fascinante de un espacio que naciendo de las entrañas de la tierra se engrandece por encima de lo material hasta alcanzar a Dios.

Era una la época en la cual el hálito de la fe materializaba en obras maestras de piedra catedrales y abadías que Europa no volverá a ver. Las ciudades, competían en edificar catedrales grandiosas, a menudo desproporcionadas en relación con número de sus pobladores, que hubieran los cuales cabrían cómodamente en un templo tres o cuatro veces menor.

La Catedral Gótica es el cosmos, la creación, un universo con demonios, ángeles, reyes, tradiciones y sublimes exaltaciones. Un universo vital, excitante, elocuente, simbólico, una verdad que hechiza, descubierta por los que tienen "ojos para ver" para entender la trascendencia la vida de los hombres dentro de esta enérgica y colosal arca pétrea, "un mundo que había que observarse, - según Goethe -, doblando la cabeza hacia atrás". Una realidad de la que los constructores de las Catedrales eran muy conscientes; tanto así, que pusieron en circulación el cuento del viajero que encuentra a tres hombres cada uno de ellos concentrado en su trabajo, y le pregunta a cada uno qué es los que hace.

"Trabajo para vivir" contesta el primero
"Cumplo con mi oficio" contesta el segundo
"Construyo una Catedral" responde orgullosamente el tercero.
Y orgullosamente, tenía razón.


REFLEXIONES FINALES

La conceptualización de la arquitectura ha recibido transformaciones de acuerdo al acontecer histórico, y se ha adecuado a las circunstancias y a los nuevos conocimientos tecnológicos de cada época. Los hombres de la modernidad han querido atribuir a los arquitectos de antaño las mismas funciones y realidades que asumimos los arquitectos actuales, sacándolos de su realidad histórica.

Los Arquitectos, en la antigüedad eran investidos de un carácter sacerdotal y eran conocedores de verdades herméticas, reveladas de maestro a discípulo. En la Edad Media la construcción sagrada de los templos góticos estuvo en manos de gremios de artesanos, de naturaleza hermética.
El arte gótico aparece el cielo de Europa rompiendo con un estilo horizontal que creía haber llegado a la perfección constructiva, y creció paralelo a resurgimiento del clasicismo, que lo trató como un arte Bárbaro. No es casualidad que este misterioso estilo haya surgido dentro del espacio histórico en que la cristiandad pretendió la recuperación de los santos lugares, y que fueran los monjes de las ordenes monacales que estuvieron estrechamente ligados a la conquista de tierra santa los creadores de este arte. Cluniacenses, Cistercienses y Templarios fueron en su orden los creadores de una nueva forma de arquitectura, que no quiso permanecer enmarcada dentro de la formalidad y majestuosidad de sus obras, sino que trascendió los límites de lo sensorial y gravó entre sus formas un lenguaje cifrado que contenía la sabiduría de una cultura que no era compatible con el poder absoluto de la época y para quienes se construyeron estos monumentos.

La irreverencia de los Arquitectos Góticos, se entiende después de haber recorrido en este estudio, la historia de pueblo de Israel, su conocimiento de Dios y la influencia de las religiones de los pueblos vecinos sobre su doctrina, el nacimiento del cristianismo, así como la deformación que sufrió al transformarse en religión Católica y en el poder absoluto del medioevo y la influencia de las doctrinas y pseudociencias orientales tales como cábala, alquimia, astrología, etc., y que llenaron de herejía la fe de unos monjes medievales que huyendo de la persecución de los Santos Inquisidores se refugiaron en Conventos y gremios artesanales, se hicieron constructores y desde allí quisieron revelar al mundo en un lenguaje cifrado, escrito en las piedras de su arte, para que no pudiera ser entendido por el vulgo, ya que estos ignorantes no hubieran sido capaces de perdonarlos.

Los Monjes Arquitectos, los obreros, talladores, vidrieros, escultores, carpinteros, artesanos, hacían parte de una cerrada casta sacerdotal, con una organización copiada de su antigua orden templaria, y guardaban celosamente los secretos de su arte, considerando que su ciencia era un patrimonio exclusivo de los sabios.

Si los Arquitectos contemporáneos tuviéramos el convencimiento que del arte tenían los arquitectos góticos y en el mejor sentido de la palabra, volviéramos a ser la casta sacerdotal, instrumento de Dios para terminar su obra creadora, la arquitectura volvería a ser una profesión conformada por una elite espiritual, llena de sabiduría y comprometida en la construcción de un mundo mejor, devolviéndole a las obras el carácter simbólico que debe contener un espacio arquitectónico rico en sensaciones y no la suma de formas estéticamente ordenadas de acuerdo a un patrón o estilo pero sin ninguna trascendencia.

ALQUIMIA

Desterré su aliento del fondo
Cocí el dolor en el atanor,
bajo el fuego secreto
de la agricultura celeste.

Fundí mi alma como en dragón ígneo
que oculta en su vientre
el acero mágico y el imán
por medio de Vulcano ardiente
en forma de agua mineral

Arrojé la costra
purifiqué el núcleo tres veces
por el fuego de rueda
y la sal de los filósofos
del caos a la materia cercana
bajo el fuego natural,
hasta la crisopeya
cuando Saturno reflejó su imagen
en el espejo de Marte

Panacea que me trasmutó
desde la materia prima
hasta la piedra filosofal

Evitando al sofista
Evitando al fraguador
Atado al hilo de Ariadna
en el camino de Dédalo

Tu entiendes el argot…
filósofo Hermético.

Jorge Bitar Ramírez

BIBLIOGRAFÍA

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Conti, F. (1981) La catedral de Notre Dame - Las cien maravillas. Salvat Editores
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Mestre, J. (1999) Los Templarios. Alba y crepúsculo de los caballeros. Ediciones Península.
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Zevi, B. (1969) Arquitectura in nuce. Madrid. Aguilas S.A. Ediciones.

Ensayo presentado en la cátedra de TEORIA DE LA ARQUITECTURA dentro de la Maestría ARQUITECTURA CUIDAD E IDENTIDAD de la UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DEL TÁCHIRA

San Cristóbal, Diciembre 2008